Por qué los vinos ecológicos son el futuro

España es uno de los principales países productores de vino ecológico de Europa. ¿Por qué los vinos ecológicos son el futuro…?

Cada vez son más los viñedos que regresan a la naturaleza para leer los signos y ciclos del mundo. Hacer un seguimiento del calendario lunar o construir hoteles para insectos son algunas de las más novedosas herramientas. Y a la hora de comprar vinos online tenemos más en consideración la opción de vinos ecológicos.

España, primer viñedo del mundo, también lidera en número de hectáreas certificadas ecológicamente, y el número de bodegas que elaboran este tipo de vino se ha duplicado en la última década. La principal producción de vino ecológico español es la exportación. En la actualidad esta representa algo más del 50% del mercado. 

Cabe señalar que el 90% de los consumidores de productos orgánicos, no solo vino, se encuentran en los siguientes países: Estados Unidos, Alemania, Francia, China, Canadá, Italia, Reino Unido, Suiza, Suecia, Dinamarca y España.

La fuente de la reciente promoción de los vinos orgánicos

Proviene del cambio climático de la sociedad y los ataques al medio ambiente y la creciente preocupación por la salud. Esta es una tendencia para el futuro y no una moda en el mercado global. Es por ello que surgen vinos que son auténticas joyas de lo natural, como Viñahonda Organic Ecológico. 

A menudo se recurre a estrategias para algo que evite los fertilizantes químicos, como el cultivo de leguminosas que aportan nitrógeno natural al suelo. El llamado cambio climático y las preocupaciones por la salud hacen que muchos agricultores prefieran el ecológico. Tanto en el campo como en la bodega.

Se decantan por la poca interferencia con la fermentación y la levadura para expresar el terrorismo en su máxima expresión.

La Ribera del Duero

Es el lugar para descubrir los secretos de uno de los tintos biodinámicos más exclusivos de España. Peter Sisseck está detrás del vínculo que lo produjo. El gran enólogo danés afincado en España hace décadas creó uno de los vinos más destacados de este país, uno de sus secretos es el cultivo biodinámico, con un enfoque integral y sostenible de la viticultura.

Solo funciona en armonía con tratamientos naturales y ciclos lunares. Sin embargo, no son solo las tareas del campo las que están sujetas al ritmo del satélite. Los ritmos lunares y estacionales influyen mucho en el vino. Muchos productores se esfuerzan por respetar al máximo las fases de la luna en las estanterías y embotellado.

Después de la fermentación y el prensado, las pasas se utilizan para hacer compost.

El consumo de vino ecológico en el mundo

Se acerca a los mil millones de botellas al año. El pasado marzo tuve el privilegio de pasar unos días con varios sommeliers de La Rioja en un curso. Hablamos de los logros, retos y curiosidades del vino ecológico en Rioja. Realizamos una evaluación sobre ecología y vinos de Rioja ecológicos.

De las conclusiones que sacamos interpreto que dadas las limitaciones de capacidad debido a Covid-19, 25 algunos sommeliers llegaron a alguna parte, con un juego colaborativo basado en cuestiones complejas cuyo objetivo no es más que la conciencia del tamaño y la importancia de la industria vitivinícola.

Pero en realidad es más el preocuparse en particular del subsector ecológico, así como de sus implicaciones sociales, comerciales y medioambientales. La permacultura es una cultura que, ha ser permanente. Que apoya los huertos orgánicos. Pero nos dimos cuenta que ya son muchas las bodegas españolas que ya están produciendo vinos orgánicos certificados.

También descubrimos que solo La Rioja cuenta actualmente con más de sesenta bodegas certificadas, un 6,9% más que lo que reflejan los últimos datos que poseemos, que son de 2018, lo que representa alrededor del 20% del total de bodegas de la región. Una valoración unánime de la alta calidad de los vinos catados, basada principalmente en la obtención de una uva de altísima calidad e higiénica mediante métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente, supone un ejemplo del alto nivel que estos vinos ofrecen actualmente en general.

No es sorprendente que el consumo de vino orgánico certificado a nivel mundial se haya duplicado entre 2013 y 2019, con 802 millones de botellas vendidas anualmente en todo el mundo. Es una verdad urgente para producir vinos de calidad y honestos con la auténtica expresión.

Y hacerlo con el máximo respeto por el medio natural que conserva un patrimonio honorable y las generaciones futuras, con una tierra fértil llena de vida y futuro. Porque el vino ecológico apareció a finales del siglo XX y coincidió con el gran desarrollo de su concepto en otras actividades agrícolas, crece y crece.

La agricultura orgánica  es algo así como un sistema de producción de gestión integral que promueve y fortalece la salud del sistema agrícola, incluida la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. Por tanto, la viticultura ecológica se caracteriza por el uso de métodos biológicos y la prevención de enfermedades y plagas.

España tiene dificultades para empezar a producir vinos ecológicos por la aparición de la demanda en el consumo, pero las nuevas tendencias en la comprensión de la calidad del vino hacen de este sistema un reto más allá del que sea solo para la industria. Es mucho más que un ejercicio o herramienta de marketing.

Desde finales de los 80, se ha ido trabajando en el sistema de producción y se ha ido aprobado todo el esfuerzo por la viticultura ecológica y adoptado como referente nacional de investigación. No es de desestimar el dato de que España es el mayor productor de vino ecológico de Europa.

Pero la demanda interna sigue siendo muy pequeña en relación a lo que puede llegar a ser, lo que significa que la mayor parte de la producción se exporta, creando un desequilibrio comercial que la industria necesita repensar.

Como contrapunto, la tendencia global en el consumo de vino es hacia la producción sostenible y la viticultura ecológica, y más allá de ser considerada como un conjunto de reglas a seguir, es vista por el consumidor como una forma inherente de entender la vida.