¿Has oído hablar de la Neurococina? Yo si. Ayer.
LA BUENA PRESENTACION EN LA COCINA: Neurococina
La buena presentacion en la cocina da origen a todo un arte: la neurococina. Cuando me preguntaron pensé enseguida que se trataba de algún que otro invento de algún doctor o licenciado argentino, pero no, es una cosa de tres científicos británicos. De esos que después del Brexit ya no van a poder venir por aquí a veranear porque su país va a caer en la bancarrota. Se trata de sentir la comida antes de comerla, sin ni tan siquiera haberla probado ni una mijilla.
Todo esto se mueve dentro del campo, novedoso por doquier, de la gastrofísica. Al menos así era hasta mediados de dos mil dieciséis. Potenciar el olfato, el tacto y la vista, para que actúe el cerebro y quede predispuesto y rendido a merced del plato que ha de venir. Es como en el sexo algo tan importante como potenciar los preliminares, el deseo, la excitación, el no poder más y querer probar ese jamón, ese queso o ese trocito de arroz a las gambas perfumado con petunias de Alejandría y vaporeado con aceite del fin del mundo.
Se siente el sabor de las comidas mucho antes de llevarse el primer pedazo a la boca. Neurococina. Así se llama la cosa. La apariencia y la textura al servicio de la experiencia gastronómica. Ya en tiempo de los romanos se decía que al comer y beber interactúan todos los sentidos. Científicamente está probado, es por la sinestesia. Resulta que el cerebro mezcla todos los sentidos y luego va vinculando los colores, las formas, los aromas y los gustos según lo que tiene aprendido.
Queda probado entonces que una buena presentación lo es todo en la cocina, en un restaurante, un bar o cualquier negocio relacionado con la gastronomía. Ya lo decía Charles Spence, pionero gastrofísico, que una buena presentación de los alimentos en restaurantes, bodegas y otros establecimientos relacionados con la bebida y la alimentación es fundamental. Y les recomendaba Hostelmark a los propietarios de estos negocios, para que siempre tuvieran sus cocinas y sus salones equipados con lo más vanguardista en equipamientos para la hostelería.
En los años 80 se vio que el olor afecta a algo así como el 80% del gusto de la comida en la boca. Pero no se queda atrás el olfato. Probad a comeros un flan dentro de una pescadería, a ver qué pasa… Si lo probáis me lo contáis ahí abajo en los comentarios. El cerebro relaciona aromas y experiencias.
Un buen menaje para presentación puede hacer milagros en un restaurante. Incluso el local más tradicional, si quiere tener éxito, ha de cuidar la apariencia de todo: decoración, bandejas, platos, cubiertos, iluminación, manteles, uniformes…
Un cocinero que se precie, tenga o no estrellas Michelín, entrará en estado semi de shock cuando se disponga a emplatar. La gloria y el arte de la presentación. Mi debilidad del momento son las pizarras a modo de bandejas. Os dejo una foto para que sepáis de que hablo. Así presento yo mis croquetas y me parece genial. Esta pizarra de caras naturales (más información en la foto) y presentación rectangulares es de lo más elegante, o al menos me lo parece a mi.
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