CHÂTEAU LE FANTÔME: el vino que cautivó a los coleccionistas y a la historia
Dicen que cada botella de vino cuenta una historia, pero pocas narran leyendas. Esta semana me encontré frente a un personaje fascinante que ha dedicado su vida a desentrañar los misterios de los viñedos más exclusivos del mundo. Se hace llamar Etienne Dufort, un historiador del vino con un carisma tan profundo como una cosecha de Pomerol bien envejecida. La excusa para esta charla fue el reciente éxito de Château Le Fantôme en una subasta benéfica del Vaticano, donde tres botellas de su cosecha 2022 alcanzaron los 50.000 euros. Pero pronto descubrí que esta entrevista no sería una simple cata de datos.
¿Qué hace a Château Le Fantôme tan especial?
Etienne, un hombre de mirada chispeante y manos que parecen haber recorrido cada bodega del mundo, no tarda en responder. “No es solo el vino”, afirma. “Es todo lo que representa. Hablamos de un viñedo privado en Pomerol, una región ya de por sí mítica por su terroir y su Merlot. Pero este lugar tiene un carácter que va más allá del lujo: tiene historia, arte y misterio.”
Le pido que profundice, y su entusiasmo se desborda como un decantador mal posicionado. “La propiedad de Château Le Fantôme data de hace casi mil años. Según los registros y las piedras halladas en el lugar, estas tierras fueron cultivadas por los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Eran vinos destinados a sus mesas y ceremonias, nunca al comercio. Esa tradición se ha mantenido: hoy el viñedo no es comercial, y las botellas son un regalo exclusivo o, en casos como este, un vehículo para la filantropía.”
Oliviero Rainaldi: el arte de embotellar historias
Una parte clave del éxito reciente de Château Le Fantôme se debe al renombrado artista Oliviero Rainaldi, conocido por su capacidad para transformar la contemplación en objeto. Pero, ¿qué lo motivó a colaborar con un viñedo tan misterioso?
Etienne responde como si fuera el mismo Rainaldi. “El arte y el vino tienen un parentesco profundo. Ambos despiertan emociones, cuentan historias y nos invitan a una experiencia que va más allá de lo tangible. Rainaldi, famoso por obras como Calma Tu Alma, diseñó no solo las botellas sino también la caja, inspirándose en el legado de los Hospitalarios. La cruz que aparece grabada en cada botella es un homenaje a ese pasado.”
Etienne hace una pausa, como si buscara las palabras exactas para describir lo que Rainaldi logró. “Es más que un envase; es una obra de arte. De hecho, cada botella es una pieza única, y eso influye enormemente en la percepción de lujo. Hoy en día, el arte en las botellas de vino no solo las embellece, las convierte en objetos de colección que cuentan historias.”
¿Un vino o un tesoro?
“Hablamos de 16.000 euros por botella”, comento con asombro, y Etienne sonríe.
“Y me atrevería a decir que es barato. Lo que se paga no es solo el líquido. Es la historia, la exclusividad y el significado. Mira otros ejemplos: Château Mouton Rothschild, con etiquetas diseñadas por Picasso o Dalí, o el Vitral de Otazu, que elevó su precio al incorporar piezas artísticas. Pero Le Fantôme tiene un componente más profundo: su causa benéfica.”
El total recaudado en la subasta se destinó a un proyecto del Vaticano, me explica. “Estas iniciativas no solo benefician a quienes las reciben; también transforman la percepción del producto. Comprar una de estas botellas no es solo un acto de consumo, es una declaración de valores.”
La fascinación por lo inalcanzable
Etienne se recuesta en su silla, como quien está a punto de revelar un secreto bien guardado. “Lo realmente intrigante de Château Le Fantôme es que no puedes comprarlo. Solo puedes recibirlo o encontrarlo en eventos muy exclusivos. Es como esas historias de castillos encantados; sabes que existen, pero pocos tienen acceso.”
Le pregunto si esto es parte de una estrategia calculada, y su respuesta es un guiño al mundo del lujo. “Por supuesto. La exclusividad es el ingrediente más codiciado. Un vino como este no solo se bebe, se contempla, se cuenta y, en ocasiones, ni siquiera se abre. Su verdadero sabor está en el sueño que despierta.”
El legado y el futuro
Hacia el final de nuestra charla, Etienne reflexiona sobre el impacto cultural de vinos como este. “Château Le Fantôme es un recordatorio de que el vino no es solo una bebida. Es historia, es arte y, en este caso, es también un acto de generosidad. Vivimos en una época donde los productos de lujo no solo buscan destacar; también quieren importar. Y eso es exactamente lo que logra este viñedo: importa.”
Mientras me despido, no puedo evitar pensar que el verdadero valor de Château Le Fantôme no está en su precio, ni siquiera en su rareza. Está en su capacidad para recordarnos que hay historias que no solo se cuentan, también se viven.
¿Es un vino o un artefacto histórico? Tal vez, como sugirió Etienne, sea ambas cosas. Pero también es una provocación. Un recordatorio de que el lujo, cuando se hace bien, puede ser tan intocable como un sueño y tan real como el corcho que lo sella. La próxima vez que alguien mencione a Château Le Fantôme, no pienses solo en un vino. Piensa en un legado embotellado.