¿Puede un AOVE conquistar el verano con solo tres recetas? El secreto más delicioso de Valladolid se llama PAGO DE VALDECUEVAS
El AOVE de Pago de Valdecuevas no es solo aceite, es la chispa que enciende cualquier plato y lo transforma en una historia con aroma, textura y carácter. Este verano, con tres recetas que maridan con vinos de la misma bodega, el aceite de oliva virgen extra se convierte en protagonista de una experiencia sensorial que empieza en la cocina y termina en el paladar… o más bien en el alma. Porque hay sabores que no solo se comen: se recuerdan.
A veces, lo que uno necesita no es una receta, sino una excusa. Y yo la encontré una tarde de esas en las que el calor no te da tregua y la cocina se convierte en un territorio hostil. La solución no estaba en el aire acondicionado ni en la ensalada de siempre. La solución venía embotellada, dorada y viva: el aceite de oliva virgen extra de Pago de Valdecuevas, ese oro líquido cultivado en un páramo inesperado de Valladolid, donde nadie pensó que un olivo pudiera reinar con tanta elegancia.
“El maridaje más delicioso del verano nace de la tierra y el alma”
Pago de Valdecuevas no juega a lo seguro. En una tierra sin tradición olivarera, la familia Martín Rodríguez decidió plantar arbequina a 850 metros de altitud. ¿Una locura? Puede. Pero también una muestra de carácter. Y de carácter está lleno su aceite: fresco, suave, equilibrado, con ese toque de hierba verde y almendra que parece inventado por un alquimista que supiera lo que necesita un gazpacho para que deje de ser sopa y se convierta en arte.
En verano, cuando el cuerpo solo quiere agua y sombra, hay que saber elegir lo que de verdad alimenta. No hablo solo de comida, sino de lo que te reanima. Como un salmorejo que no es de tomate, sino de melocotón. Sí, has leído bien. Y con él, el Valdecuevas Sauvignon Blanc, que no solo acompaña: dialoga con el plato. Un blanco fresco, con esa acidez juguetona que se lleva bien con el dulzor de la fruta y el cuerpo sedoso del AOVE. Un plato que empieza frío pero termina dejando calor en el recuerdo.
Y cuando uno ya ha abierto la puerta al capricho, es difícil volver atrás. Por eso me lancé a preparar una ensaladilla, pero no la de siempre. Esta lleva patata asada, huevo frito y una cucharada generosa de Pago de Valdecuevas que lo une todo como si fuera hilo de seda. El vino, un Viognier 724 que da volumen sin peso, aroma sin empalago. Una pareja inesperada, como esos romances de verano que empiezan sin prometer nada y acaban escribiéndote poesía.
“Un AOVE de altura que nace del páramo para conquistar la mesa”
Lo mejor viene al final, y esta vez no es una metáfora. Porque el postre es un brownie de chocolate hecho con aceite de oliva. No sé si lo has probado, pero deberías. El AOVE le da una textura suave, profunda, con ese punto que roza lo salado y hace que el cacao brille sin estridencias. Y si lo sirves con Cantovera, un tinto con notas de fruta madura y cacao, ya puedes olvidarte del postre de restaurante. Lo tuyo será mejor.
Aquí no se trata solo de recetas. Se trata de una forma de entender el verano: ligera, gustosa, con ese equilibrio perfecto entre el sol y la sombra, entre el vino que refresca y el aceite que abraza. Pago de Valdecuevas ha convertido su aceite en una declaración de intenciones. Y lo ha hecho desde una tierra insólita para el olivo, con una almazara moderna pero un espíritu profundamente clásico.
Lo curioso es que este viaje gourmet nace del campo, pero apunta más allá del plato. Porque cuando uno prueba General Blake, el otro aceite de la casa, elaborado con picual, manzanilla cacereña y arbequina, comprende que aquí no hay casualidad. Hay técnica, hay historia, hay poesía vegetal. Aromas de hierba cortada, manzana verde, espárrago… y un picante suave que recuerda que la vida también necesita chispa.
“Hay aceites que aliñan. Y hay otros que cuentan historias”
Y como toda buena historia, ésta tiene su momento de gloria. Pago de Valdecuevas fue finalista en los Premios Mario Solinas, la cumbre del aceite a nivel mundial. Ya lo fue en 2015, cuando consiguió la medalla de bronce y puso a Valladolid en el mapa oleícola. Diez años después, vuelve a estar entre los mejores. Y no lo digo yo: lo dice el jurado más exigente del sector.
Pero también lo dice mi paladar, y el de cualquiera que se atreva a cambiar el aceite de siempre por uno que no solo acompaña: transforma. Porque eso es lo que hace este AOVE: convierte lo cotidiano en especial, lo simple en memorable. Y lo hace sin pedir permiso.
“El aceite de oliva no se bebe, pero se disfruta como un buen vino.”
Eso lo dijo Jesús Aparicio, el director técnico que eligió aquel páramo de 850 metros para plantar arbequinas. Y no es una frase de catálogo. Es una declaración de fe. Porque el AOVE de Pago de Valdecuevas no es producto de una moda, sino de una visión. Una forma de entender la gastronomía como algo que nace de la tierra, pasa por la técnica y se sublima en la mesa.
“Quien cocina con buen aceite, cocina con corazón”
¿Dónde está la magia de este aceite? En que no pretende ser protagonista, pero lo es. No grita, pero marca el tono. Y cuando lo unes a un vino con carácter, el resultado no es un maridaje: es un encuentro. Como esos duetos de jazz donde todo fluye porque cada parte escucha a la otra.
Así que este verano no busques el sabor en el supermercado ni en las redes sociales. Búscalo en un plato de melocotón con salmorejo, en una patata asada que cruje bajo un huevo frito, en un brownie que no pide perdón por ser dulce. Y en ese chorrito de AOVE que, sin alardes, lo cambia todo.
Yo ya lo hice. Y desde entonces, no cocino: compongo.
“La cocina de verano es la cocina del alma ligera”
“Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y si es con AOVE, mejor.” (Refrán reinventado)
“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)
Pago de Valdecuevas no es solo una marca, es un estilo de vida culinario. Y tú, ¿te atreves a probarlo? ¿A dejar que un aceite te hable de la tierra, del sol y de esa cosa tan difícil de definir que llamamos sabor?
Para descubrir cada receta, puedes hacerlo directamente desde aquí:
Descubre la receta | Ver vino
(enlace natural, sin texto técnico ni forzado)
¿Estás listo para que este verano tenga otro sabor? Porque te aviso: después de esto, no hay vuelta atrás.