Australasia renace con su alma intacta y un toque futurista

¿El secreto mejor guardado de Manchester vuelve más fuerte que nunca? Australasia renace con su alma intacta y un toque futurista

Australasia no es solo un restaurante; es un pequeño universo atrapado bajo una pirámide de cristal que parece caída del cielo, justo en el corazón de Manchester. 🌴✨ Desde la primera vez que descendí por esa entrada triangular, supe que estaba entrando en algo más que un simple lugar para cenar. Australasia, palabra que sabe a salitre y aventura, llevaba años marcando territorio como uno de los iconos gastronómicos más inusuales de la ciudad. Pero ahora, con nueva sangre, nuevos sabores y nuevas promesas, se prepara para su gran regreso… y créanme, las expectativas están tan altas como la copa de un cocotero en plena tormenta tropical.

Aquella primera etapa de Australasia ya era mítica. Imaginen el 2011, con el barrio de Spinningfields aún despertando de su letargo urbanístico, y de repente surge esta cueva futurista, un híbrido entre un bar secreto y un santuario del buen gusto. Su artífice, Tim Bacon, quiso traer un pedazo de su tierra natal australiana, y vaya si lo logró. No solo nos entregó un restaurante, nos regaló una experiencia: cenas donde el sushi bailaba con los cócteles y los famosos se dejaban ver como si aquello fuera un escenario de película. Pero también, la fama es caprichosa y los tiempos cambian… y hasta los templos del glamour necesitan una buena sacudida de vez en cuando.

“El lujo es efímero, pero la verdadera esencia nunca muere.”

Así es como entra en escena Christian Coates, un tipo que no solo sabe lo que hace, sino que también respira la historia de este lugar porque él mismo se formó en Living Ventures, la empresa madre que parió Australasia. Y qué ironía deliciosa: el alumno que ahora reinterpreta la obra maestra de su maestro. Coates y su equipo de Orka Koncepts no han venido a demoler, sino a revivir. Han dado un soplo de aire fresco, pero sin traicionar la esencia que convirtió a Australasia en lo que siempre fue: un lugar donde el alma se mezcla con el sabor.

La transformación empieza por fuera pero impacta sobre todo por dentro. Olvídense del pampas grass, ese cliché estético que ya pedía jubilación. Ahora las Bird of Paradise, esas plantas exuberantes que parecen salidas de un cuadro botánico delirante, flanquean las mesas con actitud de vedettes. La iluminación, cálida y envolvente, se ha reinventado con globos gigantes de mimbre, y las nuevas butacas crema te invitan a hundirte como si la noche fuera eterna.

Pero también, la mayor revolución –aunque esa palabra nos esté prohibida usarla por aquí– ocurre en el corazón mismo de cualquier templo gastronómico: la cocina. Y es aquí donde la chef Lucie Sainerova promete incendiar nuestras papilas gustativas (literalmente) con su apuesta por el fuego abierto. Porque no hay nada más ancestral ni más moderno que cocinar al calor de las brasas. La carta nueva suena como una fiesta tropical donde la precisión japonesa se encuentra con la generosidad de Oceanía: tuna carpaccio, crispy duck, beef short rib y ese truffle fried rice que amenaza con convertirse en nuevo clásico instantáneo. Y sí, respiremos aliviados: el mítico blackened cod y el mango soufflé sobreviven al cambio, como tótems sagrados de un templo que sabe respetar su propia mitología.

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Origen: It was a restaurant like no other, now a Manchester legend has been reborn – Manchester Evening News

“A veces lo más moderno es simplemente volver al origen.”

La primera vez que pisé Australasia, hace ya unos cuantos giros de calendario, me sentí como entrando en la versión chic de un refugio submarino. Ahora, la promesa es otra: no solo cenar bien, sino sumergirte en una experiencia que combina la música en vivo (sí, ese piano blanco baby grand y los cantantes de jazz y soul que le darán vida cada semana) con un DJ que tomará el relevo en las noches más largas. Lo llaman “vibra Sydney Harbour”, y yo no sé si es exactamente eso, pero lo que está claro es que el lugar quiere seducir todos los sentidos, desde el oído hasta la vista y, por supuesto, el gusto.

Christian Coates lo deja claro: esto no es un simple lavado de cara. Australasia vuelve para recordar a todos por qué se convirtió en el epicentro del glamour de Manchester. Y el momento no podría ser más oportuno: con la apertura del flamante Sexy Fish el año pasado, la competencia se ha puesto seria, pero también, eso obliga a subir el listón. ¿Podrán recuperar la corona? Viendo lo que han preparado, yo no apostaría en contra.

“El éxito no se hereda, se conquista de nuevo cada noche.”

Y no puedo terminar sin mencionar que esta resurrección no viene sola: el antiguo bar Sunset se transformará en Ocasa, un nuevo concepto mexicano que promete añadir aún más picante a la oferta del barrio. Y ahí es donde la estrategia se vuelve interesante. Porque mientras otros abren locales con más marketing que alma, Coates apuesta por fortalecer una marca que ya tiene raíces profundas en el imaginario de la ciudad.

Entonces, ¿estamos ante la segunda edad de oro de Australasia? ¿O solo ante un espejismo más en el desierto cambiante de la hostelería de lujo? El tiempo dirá, pero mientras tanto, les aseguro algo: si no han bajado aún por esa pirámide de cristal para comprobarlo por ustedes mismos, se están perdiendo algo más que una cena.

Porque hay lugares que son restaurantes… y hay otros que son Australasia.

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JOHNNY ZURI

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